Nunca debí dejar que volases tan cerca de mí, dejé que me robases las alas. La primera vez que te vi me vino a la cabeza el absurdo pensamiento de que me querías. Fuiste tan cruel al herirme mientras volaba entre las nubes, me hiciste caer desde el mismo cielo. Ahora he recuperado mis alas y las he guardado en un recondito lugar de mi interior, junto a mi corazón, donde nadie volverá a llegar jamás.
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